Crítica cinematográfica de "La teoría del todo"

¡Buenísimos días! No tenéis ni idea de lo mucho que he echado de menos el blog durante estas semanitas. Los que me seguís por las redes sociales sabéis que he estado liadillo con exámenes y que todo mi tiempo libre estaba reservado para mis libros de apuntes, así que tuve que aparcar Moon in my bed, pero ya tocaba volver, y más con los premios Óscar a la vuelta de la esquina.

Hoy os voy a hablar de una de las películas más comentadas de las nominadas para los Óscar: "La teoría del todo". ¿Os quedáis a echar un vistazo?

 

La cinta gira en torno a la vida de Stephen Hawking (Eddie Redmayne, 'Los miserables'), el importante teórico y divulgador científico que cambió la historia de la ciencia y la tecnología moderna para siempre. La película se centrará en la relación que mantuvo el británico con Jane Wilde (Felicity Jones, 'The Amazing Spider-Man 2'), su primera mujer, con quien contrajo matrimonio después de que le diagnosticaran una enfermedad por la que no le quedaban más de dos años de vida.

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TRÁILER

 

Esta sinopsis no es la más completa de las que encontré, pero es justo la que leí el día que la fui a ver al cine y me pareció un poco decepcionante. Suena a documental-bodrio y no le hace justicia en absoluto a la gran película con la que me encontré.

“La teoría del todo” es una de las fuertes apuestas para los premios Óscar, y nos transporta al momento en el que un joven Stephen Hawking merodeaba por los pasillos de la universidad y jugaba a flirtear con una preciosa chica a la que le gustaba la literatura.

 

 

 

Antes de poder convertirse en el conocido astrofísico y cosmólogo que es hoy, sufrió una severa enfermedad que lo obligó a vivir el resto de sus días unido a su silla de ruedas. Hoy todos sabemos que eso nunca le ha frenado para cumplir todos sus propósitos; ha sido galardonado en multitud de ocasiones y ha sido capaz de dar cientos de conferencias y escribir libros mediante un sistema de sintetizador de voz. Pero la película no se centra solo en eso; es más, me atrevo a decir que Stephen Hawking no es el verdadero protagonista de esta historia, ya que no se nos es presentada a través de sus ojos, sino de los de su luchadora esposa Jane Hawking.

La película dirigida por James Marsh se basa en la primera novela de Jane Hawking, cuyo nombre es “Travelling to Infinity – My life with Stephen”.

Este biopic  no se centra plenamente en el trabajo de Stephen, sino en su matrimonio con Jane.

Cuando Stephen se entera de que supuestamente se encuentra en sus últimos dos años de vida, decide rechazar de pleno la ayuda de su entonces novia Jane. No quiere que nadie sufra con él, no quiere ser egoísta, pero ella está decidida a cuidar de él y conseguir que el tiempo que le quede a Stephen sea lo más placentero posible, así que contraen matrimonio y deciden emprender un nuevo camino juntos.

(No os preocupéis, no os voy a adelantar nada que no se vea en un tráiler).

Algo que la película ha conseguido particularmente en mí es ponerme perfectamente en el lugar de Jane; está enamorada de Stephen, vive por y para él y sus hijos, pero ha renunciado a todo en la vida por cuidar de él. Sus hijos crecen, y ella está totalmente sola a su cargo. Podemos ver cómo se siente una esclava de una vida que ella eligió, pero que nunca se permitiría abandonar porque también es feliz. Es algo verdaderamente complejo.

Ama incondicionalmente a Stephen, pero él es la razón por la cual ha renunciado a todos sus sueños. No le culpa directamente a él, pero es infeliz y se ve atrapada en un bucle del que no puede escapar.

 

Creo que es una historia verdaderamente preciosa y perfectamente tejida, hilo por hilo, capaz de engancharnos incluso aún sabiendo que el verdadero Stephen Hawking continúa tan vivo como nos es mostrado al principio de la película.

Podría decirse que la película es, algo así como un “canto a la vida”. Muchos, ante la situación de Stephen, han caído en depresiones que han desembocado en el suicidio (véase la deprimente “Mar adentro”), sin embargo él no parece querer rendirse en ningún momento. No hay motivos. Pese a todo, demuestra que puede ser feliz y que nunca, nunca (a pesar de no poder gesticular una sonrisa), piensa perder el sentido del humor, algo muy de agradecer en la película.

Me ha encantado. Superó mis expectativas con creces y no tengo palabras para describir las brillantísimas interpretaciones de Eddie Redmayne y Felicity Jones.

Les deseo a todos los que hayan tenido algo que ver con la película la mejor de las suertes en los Óscar, y a vosotros, que me estáis leyendo, os la recomiendo totalmente.

Espero tardar mucho en volver a ausentarme y MUCHÍSIMAS GRACIAS a las 323 personitas que me siguen en el blog y a las 959 que me siguen en Facebook. De verdad, no sabéis lo feliz que me hace escribir estas palabras y ser consciente de que alguien que no me conoce absolutamente de nada está dedicado un poquito de su tiempo a leerlas. Es una sensación realmente estupenda.

 

 

¡Un besazo enorme!

 

Sergio G. Domínguez.