Crítica cinematográfica - Noche en el museo 3

 

¡Buenísimos días!

El viernes no pude actualizar porque el jueves de noche me puse a estudiar fuertemente (sí, estudiando en Navidad), y el viernes por la mañana un viejo amigo vino a sacarme de casa para recordar viejos tiempos.

Antes de comenzar con el post, quisiera hacer una pequeña reflexión:

La Navidad no debería considerarse como otra cosa que como la excusa perfecta para demostrarles a las personas que te rodean lo mucho que las quieres. Sin personas que caminen a nuestro lado no somos absolutamente nada, y a veces, un abrazo es mil veces mejor que cualquier palabra.

Mi comienzo para estas navidades fue extraño, pero realmente liberador. Una persona a la que una vez llamé “amiga” decidió irse dejando tras de sí una serie de argumentos que nos definían como personas que no somos. No me considero orgulloso, no tengo ningún problema en pedir perdón si he hecho las cosas mal, pero leer tanto sobre mí y no verme nada reflejado fue, cuanto menos, absurdo.

Normalmente pienso en las discusiones como algo bueno y necesario. Dejando el orgullo a un lado, es la excusa perfecta para mostrar tu opinión, que sea tenida en cuenta y que hagan lo mismo contigo para mejorar los errores.

Pero, ¿qué hacer cuando te lanzan palabras envenenadas? ¿cuando alguien cambia voluntariamente los papeles de víctima y agresor? ¿cuando esa persona solo se preocupa de tener la última palabra y de no darte la oportunidad de responderle?

1.     Cuando no tengas nada bueno que decir, mejor no digas nada.

2.     No pierdas el tiempo discutiendo con alguien que no te está escuchando sino intentando quedar por encima de ti.

3.     Aleja de tu vida todo a todo aquel que te resulte dañino o perjudicial.

Estoy feliz por haberme quitado ese lastre de encima. Mi filosofía de vida ha sido siempre y será "vive tu vida de un modo que te haga feliz sin hacer daño a nadie". Hoy por hoy puedo decir que estoy felizmente rodeado de buenas personas que quiero y me quieren, y con eso no necesito nada más.

Y ahora, ¡primer post de una película de cartelera!

 

Noche en el museo 3: El secreto del faraón

 

 

 

Sinopsis

 

La tabla de Ahkmenrah, la que hace que las estatuas de los museos cobren vida, está perdiendo su magia. En un intento desesperado para proteger el valioso tesoro, Larry Daley viajará junto a sus amigos Theodore Roosevelt -Robin Williams en su última película-, el faraón Ahkmenrah, Atila, Jebediah Smith, Augustus Octavius y Sacagawea desde Nueva York hasta Londres. Allí intentarán contactar con alguien del Museo de Londres que les ayude a restaurar la magia y conocerán a Sir Lancelot y otros personajes del antiguo Egipto.

 

Valoración personal

Cuando leí la misma sinopsis que os acabo de mostrar y vi el tráiler, me moría de ganas por ir a verla. A Bea y a mí se nos están acumulando las películas que ver en el cine, pero ambos estuvimos de acuerdo en que esta fuese la primera (la combinación de Egipto + Londres fue difícil de ignorar).

El “corazón” de la película es que la tabla está en peligro, y con ella, la “vida” de las criaturas del museo. Si no logran repararla, las figuras de cera nunca más volverán a cobrar vida.

 

Justo cuando pensaba que no se podía sacar más jugo a la trama de “Noche en el museo”, llega una tercera parte y lo hace con novedades bastante bien meditadas y estudiadas.

Por primera vez en esta saga, al inicio de la película se nos muestra un prólogo a modo de flashback situado en el Egipto de 1938, en el que vemos cómo un niño cae por un agujero encontrando entonces una tumba perdida. Poco después vemos la primera aparición de la tabla que da vida a todas las criaturas de cera del museo.

La otra novedad destacable y que, personalmente, me ha encantado, es que han trasladado la acción del Museo de Historia Natural de Nueva York al Museo Británico, situado en una ciudad tan hermosa y llena de vida como es Londres.

 

Personalmente, me ha encantado ver a los personajes correteando por sitios que yo mismo había pisado. En la película, cuando se trasladan de Nueva York a Londres nos ofrecen un hermoso plano aéreo de los principales monumentos londinenses (no tiene mayor importancia, pero tengo fijación con esta ciudad y me hizo mucha ilusión verlo :D).

Creo que el inicio de la película es algo pesado, no creo que nada sea verdaderamente interesante hasta que no entra en acción la guarda nocturna del Museo Británico (Rebel Wilson), graciosa a la par que espontánea, que comienza a hacer reír al espectador con su charlatanería y su extraña atracción hacia Laa, una criatura prehistórica que está empeñada en que Larry es su padre (ambos personajes son interpretados por Ben Stiller).

 

Otro personaje muy importante para la trama es el caballero Lancelot, que provoca más de una risa en los espectadores con su inconsciencia de “figura de museo” y su deseo constante de llegar a Camelot y a su amada Ginebra, llevando su búsqueda incluso por la ciudad de Londres, llegando a compartir diálogo con el mismísimo Hugh Jackman en un brillante cameo.

 

Siendo honesto, la película me supo muy a poco.

Su intención es divertir, entretener, y por supuesto lo consigue por medio de personajes que son habituales en los juegos de cualquier niño como son un gladiador, un vaquero, un mono y un dinosaurio, poniéndolos en situaciones que dan pie a las risas de los pequeños y los no tan pequeños, pero sin los pequeños detalles que ellos aportan, el verdadero trasfondo de la historia (salvar la tabla) queda prácticamente vacío.

Todo parece muy fácil y los personajes no atraviesan las típicas trivialidades que acostumbramos a ver en las películas de aventuras. Si el motivo es porque el público es infantil, diría que el “factor cómico” debería haberse exprimido muchísimo más, y si el motivo son los noventa y siete minutos de duración, hubiera acortado cosas no tan relevantes y me hubiera centrado más en la tabla.

Esta película rinde un homenaje a los actores Robin Williams y Mickey Rooney, que fallecieron poco después de finalizar el rodaje.

A ellos está dedicada “Noche en el museo: El secreto del faraón”, donde sus nombres aparecen en los créditos finales junto a la cita “magic never ends” (la magia nunca acaba).

El final no me gustó nada. Me dejó un sabor muy amargo de boca. Fue como “tenemos que terminar la historia ya y decidimos hacerlo así”.

El resultado general es positivo, y creo que si os han gustado las dos anteriores merece la pena que vayáis a verla, pero en mi opinión, es la peor película de las tres y no es, ni por asomo, de las mejores comedias familiares que haya visto.

¡Espero que mi opinión os haya sido útil!

Un besote, nos vemos el miércoles, último día ya de este año que se nos va.

Sergio G. Domínguez